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Informe Planeta Vivo de WWF

El termómetro del estado de la naturaleza mundial

¿Qué es el Informe Planeta Vivo?

El Informe Planeta Vivo es la publicación insignia de WWF. 

Este exahustivo informe, que se actualiza cada dos años y se desarrolla en colaboración con la Sociedad Zoológica de Londres, es el estudio más completo que existe sobre las tendencias en la biodiversidad global y la salud del planeta. 

En 1998 publicábamos por primera vez el informe. Llevamos 24 años estudiando el estado de la biodiversidad mundial. Este análisis, recoge una visión panorámica del estado de las especies (medido a través del índice planeta vivo), los impactos generados por el ser humano y las soluciones disponibles

¿Qué es el Índice Planeta Vivo?

Durante dos décadas, el Índice Planeta Vivo (IPV) ha proporcionado una medida de los cambios en la biodiversidad que ha ayudado a informar al mundo acerca la actual crisis de pérdida de la naturaleza.

El estudio cuenta con una sólida base científica que no deja de mejorarse en cada edición.  El IPV 2022 analiza casi 32.000 poblaciones de 5.230 especies de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios en todo el mundo. 

Las miles de tendencias de población individuales se reúnen para calcular el cambio porcentual promedio en el tamaño de la población usando un índice. El porcentaje refleja el cambio promedio en el tamaño de la población animal, no la disminución de especies. Este estudio nos muestra la dura realidad: la biodiversidad mundial disminuye a un ritmo alarmante. 

El índice planeta 2022 vivo decrece hasta un alarmante 69%

En este video, tienes un resumen de las principales conclusiones de este estudio.

 Te animamos a que lo consultes completo. Puedes desccargarlo en pdf a continuación. 

ACCEDE AL INFORME 2022

Un informe que busca transformación a gran escala

¡Vivimos en la incertidumbre! Por muchos motivos, uno de ellos es que estamos inmersos en medio de dos crisis, una climática y otra de biodiversidad.

Ya estamos sintiendo las repercusiones: desplazamientos y muertes provocadas por los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, aumento de la inseguridad alimentaria, agotamiento de los suelos, falta de acceso a agua dulce o incremento de la expansión de enfermedades zoonóticas (como el COVID-19), solo por citar algunas. Dichas repercusiones afectan a todas las personas, pero, muy especialmente y de manera desproporcionada, a las más empobrecidas y marginadas.

En diciembre de 2022 tendrá lugar una reunión de las Naciones Unidas en Montreal para acordar un nuevo Marco Global para la Biodiversidad. Esta será nuestra última oportunidad para cambiar la tendencia de pérdida de biodiversidad. Cuando acabe esta década sabremos si ese plan propuesto era suficiente o no, si la lucha por las personas y la naturaleza se gana o se pierde, pero los indicios no son buenos.

Hasta ahora, los debates están atascados en una forma de pensar del mundo anterior y en posturas inamovibles. Necesitamos un plan que sea justo y que tenga en cuenta a todas las personas, para que todo el mundo pueda tener un papel en su ejecución. Necesitamos un enfoque basado en los derechos humanos, que entre otras cosas asegure los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales sobre sus tierras, sus masas de agua dulce y sus mares. Es preciso que se reconozca que la protección y restauración de la naturaleza solo se logrará si se abordan los desencadenantes de la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas (entre otros, el sistema alimentario mundial), problemas provocados principalmente por quienes viven en otros lugares. Y, por encima de todo, tenemos que conseguir resultados duraderos a mayor escala y con mayor urgencia de la que hemos tenido jamás. ¡Es ahora o nunca!

​Con este informe instamos a los líderes mundiales a unirse para construir un mundo post-COVID-19 más sostenible, resistente y saludable para las personas y la naturaleza.

Disfrutar de un medioambiente sano ya es una cuestión de derechos humanos: 

El reconocimiento histórico en 2021 por parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU del derecho a un medio ambiente saludable afianza nuestro punto de vista de que el colapso climático, la pérdida de naturaleza, la contaminación y la pandemia son, en realidad, crisis de derechos humanos. 

Y, tal como indican los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, solo podremos lograr un futuro justo, próspero y respetuoso con el medio ambiente si hallamos soluciones integrales a los desafíos humanitarios y ambientales a los que nos enfrentamos. Reconociendo los vínculos entre las crisis interrelacionadas, tendremos más oportunidades de lograr remediarlas.

Para solucionar ambas crisis tenemos que tener en cuenta que nos enfrentamos a dos problemas interconectados, dos caras de la misma moneda. Y por ello nos enfrentamos a un triple desafío.

  1. Debemos intensificar urgentemente las medidas de mitigación para evitar el peligroso aumento de la temperatura global en más de 1,5 ºC y para ayudar a las personas a adaptarse al cambio climático que ya están viviendo.
  2. Debemos restaurar la naturaleza y los servicios ambientales que nos proporciona, tanto el suministro “tangible” de aire limpio, agua dulce, alimentos, combustibles y fibras, como las incontables formas intangibles en las que la naturaleza contribuye a nuestro bienestar.
  3. Debemos aplicar un enfoque que incluya al conjunto de la sociedad y que empodere a cada persona para actuar, que reconozca la pluralidad de valores y conocimientos que nos pueden encauzar hacia un futuro más sostenible y que garantice que los costes y beneficios de nuestras acciones son justos para la sociedad y se compartan equitativamente.

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