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La crisis del agua en el mundo

Las personas y el planeta están pagando el precio de infravalorar a los ecosistemas acuáticos.

© Shutterstock / Piyaset / WWF

Agua: La economía mundial depende del agua

De sobra sabemos que el agua es vida, y por ello tiene un valor incalculable. Sin embargo, en este informe, hemos querido ponerle una cifra.  En "High Cost Of Cheap Water" realizamos la primera estimación del valor económico anual de este recurso y de los ecosistemas acuáticos que se estima en el estudio en 58 billones de dólares, un valor equivalente al 60% del Producto Interior Bruto (PIB) mundial. 

El valor económico directo que el agua genera para los hogares, la agricultura, las empresas e industrias es de aproximadamente 7,5 billones de dólares al año, el equivalente al PIB conjunto de Alemania y Francia. Sin embargo, el valor indirecto que generan los ecosistemas acuáticos (que incluye la descontaminación de este recurso, la mejora de la salud del suelo, el almacenamiento de carbono y la protección de las comunidades locales frente a inundaciones y sequías extremas) es siete veces superior al valor directo, en torno a los 50 billones de dólares.  

Nuestro estudio pone de manifiesto que conservar sanos humedales, ríos, acuíferos y otros ecosistemas dependientes del agua evita a la sociedad pérdidas económicas mayores al prevenir los impactos negativos de fenómenos extremos como las sequías o las inundaciones.

El agua es vida. El agua es alimento.

La crisis del agua amenaza a la salud, la producción agraria y la seguridad alimentaria mundial.

La crisis global del agua es una de las mayores amenazas a las que se enfrenta la humanidad. Necesitamos que los gobiernos, las empresas y las instituciones financieras inviertan en proteger y restaurar nuestros ecosistemas acuáticos, ya que es la única forma de garantizar un futuro en el que el agua fluya con un reparto justo y adecuado para todas las personas.

Pese a su importancia y altísimo valor, los ecosistemas acuáticos están cada vez más amenazados. Desde 1970, el mundo ha perdido un tercio de los humedales mientras que las poblaciones de especies de agua dulce han disminuido, en término medio, un 83% (dato extraído del informe Planeta Vivo).

Esta tendencia negativa  ha contribuido a que cada vez más personas sufran escasez de agua e inseguridad alimentaria, mientras la contaminación aumenta y las fuentes de alimentos en muchas zonas del planeta disminuyen.

También la crisis mundial del agua está exacerbando las presiones económicas y socavando los esfuerzos mundiales para revertir la pérdida de naturaleza y adaptarse a los efectos cada vez peores del cambio climático. Estos incluyen cada vez más sequías devastadoras, inundaciones extremas y la subida del nivel del mar, afectando a grandes áreas de nuestro planeta.

Los problemas de sobreexplotación del agua, la contaminación, y los impactos del cambio climático, combinados con una mala gestión de los recursos hídricos y la destrucción de los ecosistemas acuáticos han dejado a miles de millones de personas en todo el mundo sin acceso a agua limpia y saneamiento, mientras crecen los riesgos hídricos para las empresas y las economías. En 2050, alrededor del 46% del PIB mundial podría proceder de zonas con alto riesgo hídrico, frente al 10% actual.

Casos de estudio

En el informe se analizan varios casos donde la pérdida de los ecosistemas de agua dulce pone en riesgo no solo la economía, sino también la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la salud de las personas. 

© Shutterstock / Sirisak_baokaew / WWF
El arroz es la dieta básica de millones de personas en nuestro planeta.
El delta del Mekong
El delta del Mekong aporta la mitad de la producción de arroz de Vietnam y el 95 % de sus exportaciones alimentan a otras regiones del mundo.

A pesar de su importancia para el mundo, la degradación de este ecosistema por la extracción de arena, para la industria de la construcción, amenaza la seguridad alimentaria. Los volúmenes de extracción de los lechos de los ríos exceden las tasas de deposición natural de sedimentos provocando una hidrología fluvial alterada, una reducción del suministro de agua y el aumento de la erosión costera y de las riberas del río.
© naturepl.com / Kevin Schafer / WWF
Vida amenazada por la contaminación del agua
El Río Amazonas contaminado por mercurio
La cuenca del río Amazonas cuenta con algunos de los ecosistemas más diversos del mundo. Sin embargo, se enfrenta a amenazas cada vez mayores, no sólo por la deforestación sino también por una infraestructura mal planificada y la contaminación por mercurio procedente de la minería ilegal de oro.

Dicha contaminación está teniendo impactos devastadores en las pesquerías del Amazonas y en la salud de los pueblos indígenas y las comunidades locales que dependen de ellas, así como en los delfines de río y los jaguares. 
© José Luis Regalado / WWF España
El 75% de los cultivos se producen en entornos con estrés hídrico
El caso del regadío en Doñana
Más del 60% de las tierras de regadío sufren estrés hídrico. Y esta cifra puede ir en aumento, sobre todo porque el riego intensivo de cultivos industriales está empeorando la situación, secando ríos y humedales y vaciando acuíferos.

Un ejemplo claro que destaca el informe es el caso de  Doñana, donde la sobreexplotación y el robo del agua, agravado por el impacto del cambio climático, están secando este Patrimonio Mundial de la Humanidad, afectando a su biodiversidad y poniendo en riesgo la seguridad hídrica de las personas que viven en la Comarca de Doñana. 

Soluciones frente a la crisis global del agua

¿Qué se puede hacer frente a esta crisis del agua?

Es necesario un giro radical en la gestión del agua.

  • Hay que impulsar un nuevo modelo que ajuste las demandas de agua a los recursos realmente disponibles.
  • Es necesario ir más allá de la mera construcción de nuevas infraestructuras hidráulicas, como embalses y trasvases, que prometen un agua que no existe. El reto pasa por diseñar políticas que apuesten por una agricultura realmente sostenible, a la par que asegurar precios justos, que frenen la industrialización agraria y el desperdicio de alimentos.
  • También es imprescindible invertir en soluciones basadas en la naturaleza para abordar los retos asociados al impacto del cambio climático, así como para mejorar la salud de los ríos, humedales y acuíferos.
  • Promover el ahorro de agua a través de nuevas tecnologías. 
  • La no contaminación de los recursos hídricos.
  • y un enfoque “de la granja a la mesa” es clave para garantizar la seguridad hídrica de las personas y asegurar a la par el futuro de la agricultura, dejando suficiente agua para la naturaleza. 

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© Shawn Goldverg / Sutterstock
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