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En este análisis histórico, vemos que las sequías meterológicas siempre han existido en nuestro país, pero también confirmamos que cada vez son más extremas y frecuentes y que la escasez de agua no se debe solo a la falta de lluvia.

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Las peores sequías de la historia de España

¿Qué es la sequía?

Diferencias entre sequia meterológica y sequía hidrológica

Empecemos por tener claro qué se considera como sequía. Se trata de un fenómeno climático habitual en España, es decir, es algo recurrente propio de nuestro clima Mediterráneo. Sin embargo, hay que diferenciar entre la sequía meteorológica, que se da cuando hay una escasez continuada de precipitaciones; y la sequía hidrológica, que se produce ante la menor disponibilidad de aguas superficiales y subterráneas respecto a los valores medios en un sistema de gestión (cuenca o subcuenca) durante un determinado período y  que puede impedir cubrir las demandas de agua al 100%;  es decir, la sequía hidrológica tiene que ver con el almacenamiento y la gestión de recursos hídricos disponible.

Por lo tanto, la falta de lluvias no es exclusivamente la responsable de la escasez de agua que sufrimos, sino cómo la consumimos. Por poner un ejemplo, durante el periodo 2013-2019 el nivel de agua embalsada en España no mejoró sustancialmente, ni siquiera en los años que más llovió como el 2013 y el 2014. 

Temperaturas extremas y cambio climático

Entonces, si se trata de un fenómeno habitual de nuestro clima mediterráneo ¿por qué es tan grave la situación?

A la escasez hidrológica, que ya es crónica en España por nuestro alto consumo de agua, se han sumado sequías meteorológicas más largas y frecuentes. En un contexto de cambio climático, cada vez encontramos un mayor número de días con temperaturas por encima de los 40 grados, lo que agudiza la sequía por un aumento de la evapotranspiración en la superficie del agua, del suelo, la vegetación y  los cultivos, causado por el aumento de las temperaturas.

Estas son las sequías que más se recuerdan

Como hemos visto, cada vez sufrimos más sequía y más largas, además, España se ha asentado en la sequía hidrológica.  En este análisis histórico, vemos que las sequías siempre han existido en nuestro país, pero también también confirmamos que cada vez son más extremas y frecuentes. La última, sin contar la que estamos sufriendo en 2022, ocurrió hace tan solo unos pocos años.

Actualidad - Sequías de larga duración
Desde 2019, hemos tenido más años secos que húmedos, estamos ante una sequía "más larga de lo normal". La sequía meterológica se ha instalado en nuestro país y todos los análisis indican que llueve menos que antes.

Cada vez disponemos de menos recursos hídricos para sostener la creciente demanda de agua del sistema agrícola industrial. 

2017

En el otoño de 2017 saltaban la alarmas ante la falta de precipitaciones y la reducción del agua de los embalses, a pesar de la precipitación cercana a la media en los cuatro años anteriores.   



Imagen de la sequía del año 2017. Embalse de Entrepeñas Guadalajara. 

2005 ​- 2009
En diciembre de 2009 terminaba una gran sequía que duró cuatro años.

Una consecuencia de ese período fue que se secaron completamente Las Tablas de Daimiel, un humedal de casi 2.000 ha que es Parque Nacional y que sufrió un grave incendio de la turba del subsuelo, ocasionando importantes daños ecológicos.




Imagen de la sequía de las Tablas de Daimiel.
1991 ​- 1995
Si seguimos retrocediendo en el tiempo, a principios de los años 90 sufrimos una gran sequía. Concretamente entre 1991 y 1995, los embalses se quedaron al 15%, las reservas de los acuíferos de las dos mesetas descendieron y hubo cortes de agua. 
1979 - 1983
A principios de los 80 encontramos la tercera de estas sequías. En ese momento, la parte más afectada de España por esta sequía fue la del este de España. Ciudades como Sevilla tuvieron que cortar el agua varias horas al día.

 
1944 - 1946
La otra gran sequía en España en el siglo XX. 1944-1946: alrededor de dos años duró otra de las peores sequías que se recuerdan. Nuestros ríos más caudalosos, como el Ebro, perdieron prácticamente la totalidad de su caudal y en Madrid el río Manzanares desapareció completamente, provocando  cortes de agua diarios en la capital. Durante esta gran sequía los embalses llegaron a bajar hasta el 14%.
1749 - 1753
La primera vez que hubo registros de una gran sequía en España fue de 1749 a 1753. Afectó a la mitad septentrional de España, que por lo general es  la más húmeda. Podemos leer que durante ese período se secó el río Tormes.
España se seca, mientras que la oferta y demanda de agua por parte de la agricultura intensiva e industrial no cesa ni se ajusta a los recursos disponibles

Firma para exigir al Gobierno y a las Comunidades Autónomas un giro en su política del agua:

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España se seca. España se saquea.

Una gestión del agua suicida. España se seca y la sequía hidrológica se perpetúa en nuestro país.

La cada vez más frecuente fotografía de España atrapada en la sequía es consecuencia, además de la falta de precipitaciones por el cambio cclimático, de la sobreexplotación de este recurso y de una mala gestión por parte de las Administraciones Públicas.

 

Las Autoridades del Agua, por el momento, han mantenido su empeño en afrontar las sequías a golpe de medidas urgentes y excepciones, “exprimiendo” los recursos naturales que sustentan a los ecosistemas acuáticos. Se sigue dando más agua de la que tenemos a ciertos sectores productivos, como la agricultura de regadío intensiva e industrial. Cabe recordar que el 80% del agua se destina al  regadío y que en nuestro país existen, además, cerca de un millón de pozos ilegales que roban el agua de los acuíferos impunemente, desecando ríos y humedales y acabando con las reservas hídricas de las generaciones futuras o los momentos de sequía. 

En un contexto de sequía crítica y cambio climático, tenemos que avanzar hacia una nueva cultura del agua que establezca las incertidumbres sobre la disponibilidad del agua, gestione los riesgos, disminuya la dependencia del agua que tienen las actividades humanas y reconozca el papel de los ecosistemas acuáticos sanos, como herramientas clave que son para dotarnos de bienes y servicios como la biodiversidad, la reserva de recursos hídricos, la depuración de las aguas y la adaptación a los eventos extremos, como son las sequías o las inundaciones. 

ACTÚA Y SALVEMOS EL AGUA DE SU EXPLOTACIÓN DESCONTROLADA E ILEGAL

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