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Doñana, las raíces del Panda
La historia de WWF y la de Doñana están íntimamente ligadas.
Un artículo de Juan Carlos del Olmo, Secretario General de WWF España.
A mediados de los años 50, el paisaje infinito de la marisma de Doñana era una de las últimas maravillas salvajes de Europa y el mayor refugio para las aves migratorias de todo el continente. Pero como otras muchas zonas húmedas, estaba considerada un lugar improductivo y condenada a ser “desarrollada”.
Las amenazas por el norte comenzaron a principios del siglo XX de la mano de ingenieros ingleses decididos a domesticar la inmensa marisma salvaje de 2.000 km2 para plantar algodón y arroz. Con el empleo masivo de mano de obra barata se construyó el primer gran canal de drenaje, que dividió Isla Mayor en dos partes, y pronto la nueva maquinaria permitió abrir una red de cientos de kilómetros de canales para drenar la marisma de Doñana.
Durante la Guerra Civil y la posguerra se impulsó la colonización de la marisma y, a pesar de las condiciones durísimas para los trabajadores, pronto el arrozal se extendió por miles de hectáreas y aparecieron los primeros pueblos de colonización, se canalizó el río Guadiamar para domesticar sus riadas, se abrieron con el esfuerzo de presos republicanos canales de desecación en la margen izquierda del río Guadalquivir para permitir el cultivo y el Estado declaró de Interés Nacional la transformación de 55.000 hectáreas de marismas salvajes.
Mientras la destrucción de las marismas avanzaba por el norte, en el oeste se impuso por decreto y bajo pena de expropiación la plantación de decenas de millones de eucaliptos y pinos para la producción de papel, madera y sustitutos del caucho. A pesar de la oposición de algunos propietarios, el Coto de Doñana estaba condenado a desaparecer antes de que nadie reconociera su importancia estratégica para la naturaleza de Europa.
Ajenos a esta amenaza, en 1952 los científicos José Antonio Valverde y Francisco Bernis llegaron por primera vez a Doñana para anillar pájaros invitados por Mauricio González‑Gordón, hombre culto, educado en Inglaterra y amante de las aves y cuya familia, una de las propietarias del Coto, no estaba de acuerdo con los planes que tenía Franco de llenar de eucaliptos el corazón de Doñana.
Fue en ese momento cuando Valverde tomó conciencia de la inminente amenaza y comenzó una carrera contrarreloj para salvar Doñana. Una de las primeras acciones fue un audaz informe redactado por Francisco Bernis y enviado por los González‑Gordón a Franco para explicarle la importancia de Doñana y la necesidad de salvarla del avance de los eucaliptos. Tras un alegato valiente y precioso la carta concluía así: “nos atrevemos a rogar que proteja el Coto de su inminente industrialización”.
Aunque el informe enviado a Franco no consiguió parar el avance de los monocultivos, algún tiempo después los dueños del Coto ganaron un recurso judicial para que las plantaciones fueran dirigidas por ellos mismos, modulando así la velocidad y las zonas a plantar.
Después de las visitas a Doñana de varios ornitólogos y científicos en los años 1952 y 1956, en mayo de 1957 se produjo una tercera y fundamental "Doñana Expedition", que también contó con el apoyo de Mauricio González‑Gordón. Esa primavera llegaron a las marismas algunos de los mejores ornitólogos, fotógrafos y documentalistas de la época, además de destacadas personalidades internacionales, para documentar su riqueza en una auténtica avanzadilla científica crucial para su destino.
Valverde entró en contacto con la élite de los naturalistas europeos, como Guy Monfort, Roger Peterson, Max Nicholson, Lord Alanbrooke o Julian Huxley, primer director general de UNESCO. Durante semanas estudiaron la naturaleza de Doñana y Eric Hosking, pionero de la fotografía de naturaleza, plasmó su fauna. Además filmaron "Wild Spain", la película que permitió mostrar Doñana al mundo.
VALVERDE Y HOFFMANN, EL TÁNDEM IMPRESCINDIBLE PARA PROTEGER DOÑANA
Poco tiempo después, Valverde visitó la Camarga francesa y conoció a Luc Hoffmann, apasionado de las aves acuáticas y de las zonas húmedas y un auténtico visionario de la conservación de la naturaleza. Hoffmann también había luchado para conservar el delta del Ródano frente a la amenaza de la agricultura y había creado años antes el Instituto Biológico de la Tour du Valat. Fue una inspiración para Valverde y desde ese momento los dos trabajaron codo a codo hasta conseguir la protección de Doñana.
En plena dictadura, en una época de aislamiento internacional, ambos dedicaron sus esfuerzos a transmitir la importancia de Doñana a toda Europa. Valverde asistió invitado por Luc Hoffmann a numerosos congresos científicos internacionales para mostrar la importancia de las marismas del Guadalquivir en la migración de las aves.
Así, mientras los eucaliptos y las tablas de arroz avanzaban, en 1958 Valverde anunció en el Congreso Ornitológico Internacional de Helsinki el comienzo de una colecta para comprar una gran finca que permitiera preservar el corazón de Doñana. Se apoyó en la proyección de la película "Wild Spain", que fue la sensación del congreso.
Ese mismo año Guy Mounfort publicó el libro Portrait of Wilderness (Retrato de una Tierra Salvaje), con las fotos de Eric Hosking, en el que se narran las tres expediciones a Doñana. Valverde también recurrió a los miembros de dicha aventura y pidió apoyo a la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) e incluso presentó la propuesta para proteger Doñana en una reunión de UNESCO.
Luc Hoffmann también desplegó su enorme capacidad de influencia y diplomacia y puso su importante red de contactos al servicio de Valverde. Además aportó los primeros fondos para la compra y consiguió que el congreso del influyente International Wildfowl Research Bureau (IWRB) se reuniese en Jerez en 1959, en el que organizó, junto con Mauricio González‑Gordón, una excursión a caballo al Coto de Doñana que fascinó a los asistentes.
Dos años después, en 1961, Max Nicholson, Julian Huxley, Guy Mounfort y otros miembros de la Doñana Expedition crearon World Wildlife Fund (WWF) con el principal objetivo de recaudar fondos y actuar en defensa de la naturaleza amenazada en todo el mundo.
Luc Hoffmann era su vicepresidente y comprar las tierras en Doñana fue uno los primeros objetivos de la organización y al que dedicó más recursos durante su primera década.
WWF inició entonces una pionera campaña internacional de comunicación para la defensa de Doñana y utilizó la película "Wild Spain" y el libro "Portrait of Wilderness" para mostrar la naturaleza aún salvaje de las marismas del Guadalquivir. Incluso la BBC se hizo eco de la campaña y The Times publicó un editorial con el título "Para Salvar el Coto de Doñana".
Al mismo tiempo, WWF puso en marcha uno de los primeros crowfunding de la historia de la conservación de la naturaleza. Las recién creadas filiales de WWF en diferentes países de Europa se sumaron a la campaña y gran parte de los fondos para la compra de las marismas llegaron desde todos lados en forma de pequeñas aportaciones individuales. Especialmente desde Inglaterra y Suiza, pero también fueron muy importantes las contribuciones de holandeses, daneses y suecos, conscientes de la importancia de conservar Doñana para la invernada y migración de sus aves, sobre todo sus ánsares.
Incluso el príncipe Bernardo de Holanda, como primer presidente de WWF, se dirigió a Franco a través de una carta redactada por Valverde pidiendo protección para Doñana y ofreciéndole fondos para la compra de las tierras.
Por su parte Franco, que deseaba salir del aislamiento internacional, contestó afirmativamente a través de una carta cuya redacción delegó en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que a su vez se la encargó al propio Valverde. Así, Valverde acabó escribiéndose y contestándose a sí mismo a su conveniencia a través de las sucesivas cartas que se dirigían mutuamente Franco y el príncipe Bernardo de Holanda.
En 1963 WWF ya había reunido 21 millones de pesetas con las que Valverde y Hoffmann intentaron comprar 6 000 hectáreas de la finca Las Nuevas, al sur de Doñana. Sin embargo, tras largas negociaciones, en el último momento una oferta mayor truncó la operación. Entonces los incansables Valverde y Hoffmann cambiaron de orientación y decidieron adquirir parte del Coto del Palacio de Doñana, con el apoyo del CSIC. Fue una negociación larga y muy complicada en la que hubo que poner de acuerdo a tres propietarios, pero finalmente su tenacidad tuvo recompensa y el 30 de diciembre de 1963 se rubricó en Jerez la compra de 6.671 hectáreas de preciosos bosques y marismas y parte del Palacio de Doñana.
Para la compra, WWF aportó los 21 millones de pesetas recaudados entre amantes de la naturaleza de toda Europa y otros 16 millones fueron aportados por el Gobierno español. Un año después, WWF cedió los terrenos al CSIC para la creación de la Reserva Biológica de Doñana (RBD), primera reserva integral de España.
En 1964 Valverde redactó el proyecto general de programa científico y de desarrollo de la Estación Biológica de Doñana, aprobados por el CSIC y WWF, y un año después se creó oficialmente este centro de investigación, cuyo primer director fue el propio Valverde. Así hizo realidad su sueño y dio a luz a una de las instituciones científicas más importantes para la conservación de Doñana y para el conocimiento de las especies y ecosistemas mediterráneos.
A pesar de este gran logro, la maquinaria para transformar y destruir la marisma no se detuvo. La FAO y el IRYDA querían a toda costa poner en explotación las marismas de Hinojos y Aznalcázar y, para lograrlo, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir proyectó construir un inmenso dique hasta el sur de la marisma, donde se encuentran los impresionantes lucios de Mari López y el Lobo. Para frenar el avance de las máquinas hacia el corazón de las marismas, Valverde tuvo que volver a movilizar a WWF para comprar parte de la conocida marisma Gallega.
Cuando en 1968 se creó ADENA, la delegación de WWF en España, bajo la presidencia del príncipe D. Juan Carlos y con Félix Rodríguez de la Fuente como vicepresidente y Valverde en su Junta Rectora, su primer objetivo fue la compra y salvación de los lucios de Mari López y el Lobo. Para ello, WWF aportó 19 millones de pesetas gracias a donantes como Luc Hoffmann y, finalmente, se reunieron los 25 millones de pesetas necesarios para que en mayo de 1969 ADENA pudiera comprar al marqués de Bonanza y a Salvador Noguera las 3.214 hectáreas de marisma que ocupan esos increíbles lucios y que constituirán la Reserva de Guadiamar.
Fue en el palacio de La Zarzuela, con la mediación del príncipe D. Juan Carlos, donde se firmó el acuerdo de compraventa por el que WWF, a través de ADENA, ostentaría la propiedad de las fincas y el CSIC se encargaría de la gestión de las mismas, tal como ha venido ocurriendo hasta el día de hoy. Para celebrarlo, el 13 de mayo de 1969 José Antonio Valverde se internó a caballo en el lucio de Mari López con una botella de fino en la mano y brindó por todo lo conseguido tras más de una década de dedicación, esfuerzo y talento.
Pero Valverde y ADENA continuaron trabajando hasta lograr que el 14 de agosto de 1969 el Consejo de Ministros, reunido en La Coruña, declarase Parque Nacional las 35.000 hectáreas que forman el corazón de Doñana, culminando así una de las historias de conservación más apasionantes y épicas del siglo XX.
En mayo de 1972 WWF celebró en Doñana su congreso internacional, presidido por los príncipes Bernardo de Holanda y D. Juan Carlos de Borbón, para poner de relevancia la importancia del nuevo parque nacional y celebrar su conservación.